Podríamos trazar un paralelo, o establecer una analogía, al considerar la situación que existía entre Saul y David, con la que existe desde hace mucho tiempo entre satanás y El Señor Jesucristo, partiendo de la base de que David era un tipo de Jesucristo. Y la analogía está dada por el hecho de que David, siendo el verdadero ungido de Jehová, no era quien reinaba sino Saúl un Rey ilegitimo . El pasaje bíblico nos relata que todos los afligidos y los que estaban endeudados, se juntaron en torno a David. Sabemos que de estos que se juntaron en torno a David, salieron los legendarios valientes de David, y de la misma manera, todos aquellos que en virtud de haber sido dados en la eternidad por El Padre al Hijo, y vienen al Señor Jesucristo, ya no tienen que ver con el príncipe usurpador que gobierna este mundo. Permanecen junto al verdadero Rey que es Jesucristo, y al igual que los valientes de David, son transformados en paladines de la verdad para pelear las batallas del Señor.
Toda esta analogía nos da una perspectiva, de porque el apóstol Pablo, bajo inspiración divina, nos dice en Colosenses, de que con gozo, debemos dar gracias al Padre por habernos hecho actos para participar de la herencia de los santos en luz, habiendo sido librados de la potestad de las las tinieblas y trasladados el reino de Nuestro Señor Jesucristo. Al Reino del verdadero rey que actualmente esta cumpliendo con su ministerio intercesor por cada uno de aquellos que han sido unidos a El.
13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.